Miércoles, a ver, me levanto y voy corriendo a comprobar si es verdad que ya no puedo vomitar, después de estos dos últimos intentos fallidos. Me como una manzana y dos yogures estratégicamente. Si no puedo vomitarlo tampoco habrá para tanto. Voy al retrete e inicio el mismo ritual de siempre. Coloco los dedos en mi garganta y los presiono cada vez más fuerte, más y más. Me voy poniendo histérica, el tiempo pasa y éste juega en mi contra. Sólo escupo babas y más babas después de toser varias veces. Mierda. Subo al ordenador desesperada e intento buscar explicación y ya de paso solución a mi problema en Internet. Nada, leo algunas memeces, pero de todas formas me aferro a ellas, es lo único que puedo hacer. Vuelvo al lavabo y sigo al pie de la letra uno de los cientos de comentarios al respecto. El que me parece que puede ser más eficaz. Empiezo a dar vueltas sobre mi misma como una peonza, (me acuerdo de cuando era pequeña, pero sólo un momento), cada vez más rápido. Cuando ya creo estar lo suficientemente mareada vuelvo a asomarme al ajuero del retrete y con los ojos cerrados vuelvo a intentarlo. Algo sale, menos mal. Repito la operación. Bueno mi orgullo no ha sido aplastado del todo. He podido echar fuera de mi cuerpo algunas calorías, a mi parecer, innecesarias. Luego reflexiono detenidamente que coño está pasando. Yo la reina del vómito, la que vomitaba cuánto le venía en gana, la que decidía lo que debía quedarse en su cuerpo y lo que debía ser expulsado inmediatamente, la que había tenido hasta el momento un poder absoluto sobre el derecho de admisión de los alimentos en su cuerpo fallaba. Algo se me escapaba de las manos. El otro día fui incapaz de vomitar y hoy he tardado unos 30 minutos en expulsar de mi cuerpo una manzana y dos yogures. Me empiezo a poner nerviosa y empiezo a darme realmente cuenta de que el vómito en mi es algo más que necesario, es algo vital. Soy adicta al vómito, lo necesito es mi chute, es mi salvación. Hasta ahora no me había dado cuenta de la magnitud del asunto. De todas maneras mi plan empieza a fallar, he de comer menos, bastante menos. Hoy me he pesado y doy 43.2, algo está pasando, eres una foca inmunda. Deja de comer puta.
He desayunado un kiwi y dos yogures y espero mantenerme firme con esto bastantes horas.
Luego del episodio fatídico y frustrante del vómito hago algo y como melón. Voy a clase y me distraigo. Al salir discuto telefónicamente con mis padres y descargo toda mi ira en ellos. Pero no los odio, los quiero horrores. Sin embargo, aun no les he vuelto a dirigir la palabra.
Después de eso estoy muerta de cansancio pero saco fuerzas de donde no las hay y me voy a correr. Vuelvo a casa y ceno acelgas. Subo a mi cuarto y leo. Me gusta leer sobre anorexia y bulímia, me encanta porque necesito estar todo el tiempo pensando en ello y desconectar de todo y de TODOS. Me encanta pensar en ello y conocer experiencias de otras personas siempre viene bien. Tanto hablar de comida bajo abajo y como 2 manzanas. Me siento un poco culpable pero no demasiado porque el sedante ya ha surgido efecto y me manda dormir sin demasiada dilación.
Son la una y sigo soñolienta. Las putas pastillas me dejan muy lenta y vaga, exageradamente perezosa.
He desayunado un kiwi y dos yogures y espero mantenerme firme con esto bastantes horas.
Luego del episodio fatídico y frustrante del vómito hago algo y como melón. Voy a clase y me distraigo. Al salir discuto telefónicamente con mis padres y descargo toda mi ira en ellos. Pero no los odio, los quiero horrores. Sin embargo, aun no les he vuelto a dirigir la palabra.
Después de eso estoy muerta de cansancio pero saco fuerzas de donde no las hay y me voy a correr. Vuelvo a casa y ceno acelgas. Subo a mi cuarto y leo. Me gusta leer sobre anorexia y bulímia, me encanta porque necesito estar todo el tiempo pensando en ello y desconectar de todo y de TODOS. Me encanta pensar en ello y conocer experiencias de otras personas siempre viene bien. Tanto hablar de comida bajo abajo y como 2 manzanas. Me siento un poco culpable pero no demasiado porque el sedante ya ha surgido efecto y me manda dormir sin demasiada dilación.
Son la una y sigo soñolienta. Las putas pastillas me dejan muy lenta y vaga, exageradamente perezosa.