Y aquí me encuentro, sentada de nuevo en frente del ordenador. Sigo viva, al menos físicamente.
Las últimas tres (¿tres?) semanas han sido horribles. Toda la semana ha habido atracones a diario e incluso algunos días por partida doble o triple. Para que te hagas una idea: mete en una lavadora laxantes, antibióticos, antidepresivos, comida, comida, comida, dolor de garganta, vómitos, comida vómitos y más comida y luego enciéndela y repite la operación una y otra vez. Bueno pues esa lavadora podría haber sido mi estómago, mi cabeza o ambas cosas a la vez.
Supongo (y espero más que supongo) que sobreviviré a los exámenes pero muy por los pelos. Y es que me presentaba sin apenas haber estudiado y habiéndome atracado hasta dos veces antes. Me atracaba con el tiempo justo para vomitarlo todo o casi todo. Me limpiaba los ojos llorosos mientras me miraba en el espejo, luego tumbada en el suelo me fumaba un cigarrillo que no me apetecía, era más bien para quitarme ese maldito sabor de boca. La boca llena de llagas me escocía, pero el sabor a vómito lo iba a llevar siempre conmigo. Cogía el metro, la barriga me dolía horrores ésta estaba hinchada y haciendo ruidos ahora ya demasiado habituales. Pero no, yo no me sentaba en la silla, de pie se queman más calorías. Miro mi reflejo en el cristal y me imagino con diez kilos encima. La gente me mira. Estoy engordando por momentos. Me bajo, por fin, es mejor si no me veo. Hago el examen. Lo entrego me mareo me fumo un pitillo y el humo me quema la garganta, de camino a los pulmones y de nuevo al regresar al exterior. Vuelvo a casa exhausta; me duermo, me levanto y como. Siempre como. Vuelvo a dormirme está vez hasta la mañana siguiente. Me levanto intento estudiar. Por mi cabeza deambula la idea de atracarme y como siempre que esto sucede acabo bajando a la cocina: como, trago, arraso con todo y luego subo al baño, puede que me pese, vomito y me peso. Una y otra vez.
Y basta ya porque me estoy intentado deshacer de toda esta mierda de malos recuerdos. Hoy estoy bien, llevo un día sin atracones y me siento aliviada. Estoy esperando ver a mi psiquiatra para que me recete algo que logre controlar mis impulsos. Soy caótica impulsiva y exagerada en todo, demasiado.
La gente que me conoce, si supiese todo esto alucinaría, a veces lo pienso y me río.
---------------------------------------------------------------------------
Queda constatado que soy incontrolable. Me doy miedo a mi misma porque hay veces que realmente no puedo controlarme y no sé que coño me pasa. Creo recordar que mi psiquiatra me dijo, al no poder ofrecerle ninguna respuesta al porqué de todo esto, que ahora que a mi alrededor todo parece estar calmado, ahora precisamente cuando vomito a la comida le acompaña toda la mierda que he ido engulliendo al largo de mi vida. Los atracones supongo que para mí son una forma de trasgresión de “la norma”autoimpuesta: NO COMERÁS, aparte de para llenar de algo mi absurda existencia. Cuándo me atraco el tiempo ya no existe, yo no existo, sólo existe la comida. Y cuándo me aboco al retrete me libero de ella y de algo más. Y casi todo termina, hasta la próxima, claro. No sé no puedo pensar nítidamente, no entiendo nada y cuando me propongo aclarar mi cabeza buscar algunas respuestas acabo más liada que al principio, con más dudas y más confusión y eso me pone nerviosa. Cada vez entiendo menos. Comiendo te evades, es cierto, pero arrojar esa comida…cuando la comida está haciendo el camino de regreso por el mismo lugar por donde entró, eso es orgásmico. Te liberas de algo más que de comida como ya te decía. En el momento te juraría que vale la pena todo el deterioro físico y psicológico que arrastra consigo.
Bueno estos últimos dos días he estado con fiebre y he comido demasiado aparte de que las dos semanas anteriores ya había engordado algo. Demasiados “festines”. He procurado no pesarme demasiado para evitarme un infarto. Pero he notado la subida de peso porque los pantalones me engullen, la talla 34 me aprieta, me cabe pero me aprieta. Cuando me visto siento mis piernas y caderas como si las acabaran de envasar al vacío. Estoy empezando a coger complejo de salchichón y no me agrada. Pero bueno espero que la medicación que me dio el psiquiatra me funcione porque el lunes me pongo las pilas para volver a mi peso.Ya no me fio de lo que veo en el espejo, prefiero regirme por lo que me dice la balanza.
Me urge estar ocupada, ir a clase, tener tareas que hacer, (...). En resumen necesito planificarme, ordenar mi cuarto y mi cabeza.
Notas:
1) Por cierto el viernes por la noche soñé con él, y ahora no recuerdo exactamente que sucedía, supongo que dejaba de acordarse de mí para siempre. De la misma manera que lo está haciendo ahora. (...) La única matización es que yo no estaba necesitada de cariño al igual que él, yo estaba necesitada de su cariño. O eso creo ahora. Lo odio porque lo quiero a mi lado. Y si lo tuviera a mi lado seguramente lo odiaría porque lo tendría demasiado cerca. Y no me gusta que se acerquen demasiado a mí porque luego pasa lo que pasa: te dejan, te abandonan, se van. Pero como no lo tengo lo necesito. Me ha abandonado como yo hice con él. Sabía que dolía pero ahora lo noto. Olvídalo. Ahora ya casi todo me es indiferente.
2) (...)
3) En casa me vigilan y me riñen cuando me atraco. Pero siempre menos de lo que lo hace mi consciencia.
4) Desperdiciando la vida. Algunas veces me importa más que otras.
5) llenar mi vida con algo diferente a la comida.
Paro de escribir porque me odio aun más al pensar, al escribir y al releer.
domingo, 10 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)